Nadie pone en duda ya la
participación socioeconómica de las mujeres: su presencia en el campo económico,
la valorización de sus aportes económicos a lo largo de la historia, así como
su discriminación y brechas diversas respecto a los hombres en este campo
(Farah, 2008).
Aunque no es novedad que las mujeres
campesinas e indígenas hayan sido parte
activa de los sistemas productivos, en los
cuales su trabajo productivo fue siempre
decisivo.
La mujer rural en Bolivia trabaja
muy intensamente en las actividades agropecuarias, ellas se encargan de la
compra de insumos, cuidado de los huertos familiares y la ganadería, al mismo
tiempo, participan en la toma de decisiones y la comercialización de los productos.
Para aumentar el ingreso familiar, la
mujer trabaja en actividades agropecuarias, dependiendo de los recursos disponibles
y las condiciones del contexto. Se suma además, el tiempo que dedican a las actividades
cotidianas en sus hogares y comunidades.
Las mujeres desempeñan un papel
fundamental como productoras agrícolas y como agentes de seguridad alimentaria
y nutricional. Sin embargo, cuentan con menor acceso que los hombres a bienes
productivos como la tierra y a servicios como los financieros y de extensión.
Propiedad de la tierra cultivable
El acceso de las mujeres a la
tierra, en calidad de propietarias, está limitado por factores sobre todo de
carácter cultural y legal. No obstante haberse puesto en evidencia el rol
protagónico de las mujeres en la producción agropecuaria, no existe
correspondencia entre su participación y el acceso a los recursos productivos.
Dentro de la producción agrícola
tenemos el arroz, la cebada grano, maíz, quinua, trigo, algodón, caña de azúcar, girasol, maní y soya.
El resto se distribuyó en café, hortalizas, tubérculos, forraje y frutales. La
mujer rural en Bolivia trabaja muy intensamente en las actividades agrícolas,
especialmente cuando la parcela y la vivienda quedan en el mismo lugar.
La producción pecuaria es un
componente importante en los sistemas económicos de las familias rurales de
Bolivia, contribuyen tanto al consumo del hogar, como para su venta. Respecto
del tipo de ganado, generalmente, se cuenta con: ovinos, caprinos y camélidos.
Productos forestales no madereros
Bolivia posee una enorme variedad de
productos forestales no madereros, en particular en los bosques del Amazonas
(FAO, 2004).
Actualmente, la castaña y el palmito
son los principales productos forestales no madereros aprovechados
económicamente. Las mujeres cosechan y procesan estos productos; las llamadas
“quebradoras de castaña”, por ejemplo, trabajan en las beneficiadoras como mano
de obra eventual y en condiciones precarias, durante la mayor parte del año. Su nivel de remuneración es bajo, lo que les obliga a
trabajar durante todo el día y la mayor parte de la noche, con la ayuda de su
familia.
Su nivel de remuneración es bajo, lo
que las obliga a trabajar durante todo el día y la mayor parte de la noche, con
la ayuda de su familia. Por otro lado, las mujeres recolectan leña como combustible,
lo que en ocasiones las obliga a caminar grandes distancias y ocupar gran parte
de su tiempo. En muchas comunidades de Bolivia, la tarea del vivero es un
trabajo mayoritariamente masculino, en otras en cambio, es un trabajo familiar donde
las mujeres protegen y cuidan el vivero, ocupándose también de la preparación
de sustratos, almacigado, repique, riego, cuidado y mantenimiento.
La pesca
Bolivia cuenta con importantes
recursos hídricos superficiales en los que habitan una diversidad de especies
piscícolas (más de 400 especies). La pesca ha constituido una fuente
alimentaria tradicional y una actividad generadora de ingresos para los grupos
indígenas. El advenimiento de nuevas tecnologías pesqueras, la sobre-pesca y la
degradación ambiental de las cuencas, han provocado que estos grupos junto con
los colonizadores que también se han convertido en pescadores establecidos en
los últimos 40 años, sean extremadamente vulnerables en su situación socio
económica y seguridad alimentaria.
En 1999 el sector pesquero dio
empleo a aproximadamente 3.600 pescadores, implicando que
casi 20.000 personas dependan de la pesca. De todo este personal, sólo 568 viven
de la renta de la pesca. La edad media de los pescadores era de 41 años y eran
en su mayoría hombres (98%). Asimismo, el número de vendedores fluctuaba entre
2.000 y 4.000, en su mayoría mujeres. Estas mujeres trabajan en pequeños
puestos de venta de pescado, principalmente en los mercados de los centros
urbanos. (FAO, 2004).
Las mujeres y sus familias
participan tradicionalmente en la preparación de redes de peces y en algunas
áreas, en el proceso del limpiado de los pescados y en su preparación para el
consumo familiar, aportando así los nutrientes y proteínas a la dieta de la
familia.
La agroindustria
Existen sectores de la agroindustria
(transformación físico o química de materia prima de origen agropecuario en
productos alimentarios y no alimentarios), donde es evidente el predominio de
la participación de la mujer, por ejemplo en el procesamiento de frutas y
hortalizas (mermeladas, dulces, jugos, conservas, vinagre, etc.); en la
fabricación de quesos, quesillo, helados de leche, yogurt, mantequilla y dulce
de leche, productos cárnicos tales como, salchichas y chorizos, en el procesamiento de granos como quinua,
cebada y maíz, y en la confección de textiles (FAO, 2004).
Finalmente diremos que una de las
principales demandas de las mujeres rurales es la capacitación en diferentes
ámbitos, sobretodo en derechos y áreas técnicas relacionadas a sus actividades
productivas, y en muchos casos para la inclusión en actividades de generación
de ingresos.
Se ha creado el mecanismo normativo
para incrementar el acceso de las
mujeres a la tierra aunque el proceso es lento y enfrenta aun resistencia
importante.
El reconocimiento del aporte
femenino a la economía familiar y nacional y el acceso a recursos productivos y
de capacitación, es aun limitado.
En el campo forestal, la
participación de las mujeres se articula a los recursos no maderables con
importante presencia en el recojo de castaña y palmito y la producción
artesanal.
En el campo pesquero, la
participación de la mujer se da sobretodo en la comercialización en pequeña
escala.
Bibliografía
Farah, I. y Sánchez, C. (2008).
Perfil de género Bolivia. La Paz ,
Bolivia: Plural editores CIDES – UMSA
FAO, La Organización de las
Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación , (2004). Las mujeres en la agricultura, medio
ambiente y productividad rural.